Ningún ministro se reúne con Puigdemont, que inaugura en Copenhague una 'embajada'
A un mes de la celebración de la consulta ilegal que pretenden Junts pel Sí y la CUP, Puigdemont busca revitalizar su empresa con una visita relámpago, en compañía del conseller de Asuntos Exteriores y Relaciones Institucionales, Raül Romeva. Allí los recibe Francesca Guardiola, hermana del ex técnico del Barça y delegada del Govern en los países nórdicos, para inaugurar la nueva delegación en el exterior, conocidas como embajadas. El objetivo era lograr oxígeno mediante algún gesto por parte del gobierno danés que permitiera hacer gala de relaciones institucionales y de respaldo internacional. Buscándolo, desde la Generalitat se solicitó una reunión con nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Anders Samuelsen. «No habrá reunión», zanjaron ayer desde la embajada danesa. «No habrá participación del Gobierno danés en las actividades relacionadas con la visita del Sr. Puigdemont».
Únicamente, y como gesto diplomático, durante el acto de inauguración de esta delegación del Govern, asistirán dos funcionarios de nivel intermedio del Ministerio de Asuntos Exteriores. Un revés importante para las aspiraciones de la Generalitat, que se queda sin la deseada fotografía justo cuando el calendario inicia la incierta cuenta atrás y la presión tanto por parte de la CUP como del Gobierno de Mariano Rajoy aumenta de intensidad.
La presencia de Puigdemont en Dinamarca fue una de las cuestiones que hace unas semanas Ciudadanos trasladó a Alde, el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, donde es una de las fuerzas de referencia -ostenta, de hecho, la vicepresidencia en la persona de Luis Garicano-. El mensaje fue de prevención ante cualquier gesto del gobierno danés -compuesto por los liberales y la derecha- hacia los anhelos independentistas de la Generalitat. Fue una suerte de sibilino «cuidado». El primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, es del partido liberal.
Hasta ayer, la Oficina del president no comunicó de manera pública y oficial la visita, por lo que las actividades a realizar por Puigdemont permanecían en secreto. Finalmente sólo figura en el programa el acto ya mencionado. El Gobierno tampoco tenía detalles concretos de la agenda y los planes del president.
Únicamente el pasado 2 de agosto la Secretaría general técnica del Ministerio de Exteriores recibió una comunicación oficial por parte de la Oficina del president en la que se notifica la visita a Copenhague en las fechas 30 y 31 de agosto. Sólo se detallaba que el motivo del mismo era la inauguración de la oficina para la promoción turística y el apoyo a las empresas, según detallaron a este diario fuentes diplomáticas.
La embajada española en Copenhague prestará el apoyo logístico habitual y protocolario en estos casos. Pero ni Puigdemont se alojará en la embajada ni el embajador asistirá a la recepción al encontrarse ausente. Tal y como confirmaron fuentes diplomáticas, la representación corresponderá al Encargado de Negocios. Estas fuentes desconocían el calado de la presencia de Puigdemont en el acto, pues, aseguraron la invitación estaba hecha en nombre de la delegada Francesca Guardiola y no había ninguna mención a la asistencia del presidente de la Generalitat.
No es la primera vez que Puigdemont encuentra el portazo de autoridades europeas. En enero acudió, en compañía de su vicepresidente Oriol Junqueras, entre otros cargos, a Bruselas para explicar el referéndum catalán en un acto en el Parlamento Europeo. No los recibió ninguna autoridad del Parlamento ni de la Comisión Europea. En la sala de la conferencia, tan sólo un par de decenas de eurodiputados internacionales, algún reportero extranjero y funcionarios comunitarios entre los presentes.
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