http://www.elmundo.es/espana/2017/07/17/596c90b1ca47411e068b45f0.html
El presidente viajó acompañado de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Tras mantener un breve encuentro con los militares españoles, Rajoy se entrevistó con el primer ministro de Estonia Jüri Ratas. Este país está ejerciendo actualmente la presidencia de la Unión Europea.
El presidente del Gobierno agradeció al contingente español su papel en la seguridad Europea, les felicitó por el "éxito" de la misión de vigilancia en el ámbito de la alianza. "Están contribuyendo a una Europa y una España más segura". "Un millón de estonios están más seguros cuando los cazas españoles patrullan el espacio aéreo de soberanía". Rajoy, tras sus breves palabras, departió durante unos minutos con los integrantes de la misión. El responsable del despliegue le explicó al presidente los detalles de la misión báltica.
Esta es la primera parada de la gira del presidente, que finalizará su ruta en Letonia, donde visitará el destacamento recién asentado en la base de Adazi. Allí se han trasladado en las últimas semanas más de 300 militares para participar en el despliegue de la OTAN en esa zona europea ante una situación de crisis con Rusia.
España tiene desplegado un potente contingente del Ejército del Aire en Estonia. Participa en la misión Baltic Air Poilicing. El despliegue consiste en cinco aparatos F 18 y 128 efectivos pertenecientes a la Base Aérea de Zaragoza (Ala 15) en la base de Ämari. El despliegue forma parte del contingente OTAN dirigido ahora por Polonia.
Según informa Defensa, España realiza, salvo situaciones extraordinarias, dos misiones diarias de patrullaje, para mantener entrenadas a las tripulaciones, al margen de las operaciones del Servicio de Alerta reales.
El pasado 4 de julio se llevó a cabo el relevo de 90 militares del destacamento. La misión está dirigida desde el cuartel general del componente aéreo de la OTAN, ubicado en la base de Rammstein (Alemania).
Desde el mayo de 2017 hasta el pasado 6 de julio se han realizado 18 actuaciones reales de policía aérea, que sumaron 32 salidas de vuelo, porque todas las salidas son por parejas de aviones. Además se han realizado 63 misiones de entrenamiento de policía aérea y 19 misiones de adiestramiento.
Ahora, la situación parece que atraviesa una calma tensa. Pero no hace tantas fechas, la Policía aérea del Báltico vivía situaciones de sobresalto de forma habitual. Los militares apuntan que en próximas fechas está previstas maniobras aéreas de las fuerzas rusas y que seguro que los incidentes se multiplican.
Las tropas españolas desplazadas a Estonia para ejercer de policía aérea de la OTAN sobre la estratégica zona del Báltico, en el extremo norte de Europa sufrieron la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania.
El objetivo fundamental de la misión: evitar la entrada irregular de aviones rusos en el espacio aéreo de la Alianza Atlántica. Los incidentes y los sustos se han multiplicado en torno al conflicto ucraniano.
España ha desplazado cinco de sus cazas más modernos a la base de Ämari, a apenas medio centenar de kilómetros de la capital de Estonia, Tallin. Esta antigua república soviética, con 1,3 millones de habitantes, cuenta con una situación estratégica clave para la OTAN.
La misión es clara: salir a interceptar aquellas aeronaves rusas que no faciliten inmediatamente la información requerida. «Nosotros nunca provocamos, simplemente vamos a su encuentro, los identificamos y los escoltamos de vuelta a su territorio», explica uno de los oficiales españoles desplazados a la zona. Los responsables del despliegue transmiten tranquilidad y serenidad, pero lo cierto es que los aviones de combate españoles ya han tenido que interceptar media docena de naves rusas desde que se inició la operación.
Los mandos del Ejército del Aire desplazados a Ämari explican asimismo que los rusos camuflan aviones de «guerra electrónica» como aeronaves comerciales.
Los militares estonios, letones y lituanos están acostumbrados a recibir fuerzas extranjeras desde que se integraron en la organización en 2004. Para evitar que tres Estados tan modestos realizaran costosas inversiones en aviones de combate, los miembros de la OTAN asumieron, de manera rotatoria, la vigilancia de su espacio aéreo ante la posibilidad, entonces remota, de sufrir un incidente con sus vecinos. Pero hoy la sensación de riesgo se ha disparado con el conflicto en Ucrania, de tal manera que, desde la invasión rusa de Crimea en marzo del año pasado, los aliados han cuadruplicado el número de aviones desplegados.
Los pilotos de los cazas más modernos del Ejército español explican cómo se acercan a las naves rusas sospechosas (viajan sin plan de vuelo y sin transpondedor) que han entrado en el espacio aéreo de la OTAN sin autorización: «Se hace un reconocimiento visual y se les notifica que han salido de su zona autorizada». El caza se queda entonces en situación de alerta en espera de la respuesta del avión ruso. «Pero cuando se les notifica corrigen el rumbo y acaba el incidente», aclaran los pilotos. Estos jóvenes -el piloto español apenas llega a los 31 años- describen con serenidad este tipo de incidentes, que se producen durante la hora y media de vuelo diario que practican.
Cuando se detecta un avión ruso, suena una alarma y dos pilotos reúnen a la carrera lo imprescindible y montan en sus cazas. El margen de actuación normalmente supera en poco los 15 minutos.
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